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El Musical de El Gran Gatsby: el impacto de la cultura de la Era del Jazz en Broadway

Entre las innumerables historias que se cuentan en Broadway, algunas destacan por su trascendencia cultural atemporal. Una de ellas es El Gran Gatsby, ahora un musical que da vida como nunca antes a una novela clásica estadounidense.

El Gran Gatsby está profundamente entrelazado con la cultura de la Era del Jazz, un periodo de los años veinte marcado por la prosperidad económica, el dinamismo cultural y la música jazz. Esta época, a menudo caracterizada por sus vestidos de flapper y sus bares clandestinos, ofrece un rico escenario para la adaptación musical del emblemático libro de F. Scott Fitzgerald. El espectáculo, al igual que la novela, capta el espíritu opulento y a menudo tumultuoso de los locos años veinte, dando vida a la energía del jazz que definió la época. 

La Era del Jazz y Fitzgerald: crónicas del cambio

La Era del Jazz fue un periodo de transformación en la historia de Estados Unidos durante los locos años veinte, marcado por el crecimiento económico, la innovación cultural y el cambio social. Ciudades como Nueva York y Chicago se convirtieron en centros culturales del jazz, cuyo ritmo y estilo de improvisación se convirtieron en la banda sonora de la década, influyendo en todo, desde el baile hasta la moda. 

Los bares clandestinos, donde a menudo se tocaba jazz, se hicieron populares cuando las leyes de la prohibición impidieron la venta de alcohol, creando una cultura nocturna que era a la vez rebelde y glamurosa. La Era del Jazz también rompió las convenciones, abrazando nuevas libertades mientras las flappers redefinían el papel de la mujer y el renacimiento de Harlem ponía en primer plano la cultura afroamericana.

Scott Fitzgerald se convirtió en una figura clave de los años veinte y en uno de los autores más destacados de la época, al relatar las pruebas y los triunfos del sueño americano. Sus obras exploraban a menudo temas como la riqueza, la ambición y la búsqueda de la felicidad, en el contexto de una sociedad en transformación. El Gran Gatsby, publicada en 1925, es posiblemente su obra más famosa, pues narra la historia de Jay Gatsby, un hombre misterioso y rico cuyo amor por la bella Daisy Buchanan le lleva a la grandeza y a la desesperación. A través de la historia de Gatsby, Fitzgerald explora el encanto y el vacío de la sociedad de la Era del Jazz.

El Gran Gatsby ha pasado del texto al escenario y estos temas siguen resonando hoy en día, por lo que la historia encaja a la perfección en un musical moderno. La adaptación no sólo da vida a los personajes y escenarios del mundo de Fitzgerald, sino que también capta la esencia de la Jazz Age, invitando al público a reflexionar sobre el impacto perdurable de la época en la cultura estadounidense.

Partituras con swing y declaraciones de moda: la Edad de Jazz de Gatsby en escena

El equipo creativo del espectáculo combina veteranos de Broadway con nuevos creadores innovadores. Al frente está el director Marc Bruni, conocido por su trabajo en Beautiful: El Musical de Carole King; la música y las letras son obra del dúo dinámico formado por Jason Howland y Nathan Tysen. El libro del espectáculo está escrito por Kait Kerrigan, que debuta en Broadway, y la coreografía corre a cargo de la visionaria Dominique Kelley.

La influencia de la Era del Jazz se extiende también al vestuario del espectáculo, marcado por los vestidos de flapper, los sombreros cloche y los trajes a medida. Los vestidos de flapper adornados con lentejuelas y flecos captan el espíritu lúdico y liberado de la época, mientras que los elegantes trajes de noche y esmóquines resaltan la opulencia y sofisticación del mundo de Gatsby.

La diseñadora Linda Cho compartió sus impresiones sobre la visionaria dirección dada por el director Marc Bruni. «En nuestras primeras conversaciones, hubo discusiones: ¿Quieres hacer un Gatsby abstracto? ¿Deberíamos hacer una especie de versión contemporánea? Y la dirección de Marc Bruni fue: 'Hagamos el Gatsby de la imaginación de la gente'», explicó Cho en una entrevista con Playbill. Para dar vida a esta visión, Cho eligió una paleta que recordaba «los colores de un pavo real» -azules, verdes y plateados vibrantes- para crear un torbellino de color que cautivara a Nick, el narrador del espectáculo, cuando se adentra en el opulento reino de la clase alta. Estas ricas tonalidades contrastan fuertemente con los cálidos marrones y amarillos que visten los obreros que trabajan en el Valle de las Cenizas, lo que indica su condición de clase baja. Por su parte, los mafiosos visten de gris, reflejando su lucha por ascender en la escala social.

Por otra parte, la partitura de El Gran Gatsby marca el tono de toda la producción con sus ritmos vivos y sus melodías expresivas. Jason Howland y Nathan Tysen aportan una gran experiencia y creatividad al proyecto. Jason Howland, compositor y orquestador nominado a los premios Tony®, es conocido por su trabajo en Beautiful: El Musical de Carole King y Shucked. Por su parte, Nathan Tysen, consumado letrista, ha encandilado al público con su trabajo en Tuck Everlasting y la aclamada Amélie. Su partitura capta la esencia de la época, incorporando elementos tanto del jazz como del pop moderno para evocar la energía y el entusiasmo de la época. 

Prohibición, prosperidad y fiestas: los locos años veinte al descubierto

El Gran Gatsby mezcla de forma intrincada la esencia histórica de los años veinte en su narrativa. La Ley Seca, tema central, impulsó el auge de los bares clandestinos y el contrabando, dando forma a una sociedad ansiosa por desafiar las restricciones. La misteriosa riqueza de Gatsby alude a las actividades ilícitas de la época, mientras que sus extravagantes fiestas -completadas con música jazz y bebidas a raudales- capturan el espíritu rebelde y el exceso de la época. 

Los locos años veinte también marcaron el comienzo de un boom económico impulsado por los avances tecnológicos y el consumismo. Esta prosperidad se refleja en el opulento estilo de vida de los personajes, desde las grandes fincas hasta los coches rápidos, lo que subraya la obsesión de la década por la riqueza y el estatus. Sin embargo, bajo el glamour se esconde una narrativa más oscura; el espectáculo explora la desilusión que se esconde tras la búsqueda del éxito, como se ve en la lucha de Gatsby con el vacío de sus sueños.

El Gran Gatsby en Broadway ofrece una visión fascinante de la Era del Jazz. Con su rica narrativa y sus temas atemporales, esta adaptación teatral es una visita obligada para los amantes de la historia y el drama. No te pierdas la oportunidad de vivir esta historia icónica llevada al escenario.